viernes, 9 de enero de 2015

Petróleo y Cobre: Lecciones de Experiencias Recientes




La baja del precio del petróleo y sus derivados ilustra las oportunidades y riesgos que implica la industria de los recursos minerales. Los que denominamos yacimientos (de petróleo, cobre, litio, etc.) albergan una fracción insignificante de los recursos de la corteza terrestre. La mayor parte de ellos se encuentra diseminada en bajas concentraciones o en formas difíciles de recuperar. Sin embargo, los avances tecnológicos pueden cambiar drásticamente la situación. Es lo que ocurrió primero con las arenas alquitranadas de Alberta, Canadá, y poco después con el desarrollo del método de “fracking”, que permite extraer hidrocarburos diseminados en rocas sedimentarias bituminosas de grano fino. Este procedimiento consiste en inyectar a presión agua y arena a través de pozos de rápida perforación, bajísimo costo (en torno a US1.5/m) y corta vida (alrededor de un año). En EEUU, en particular en Dakota del Norte y Texas, se han perforado 20.000 pozos desde 2010, llevando la producción de EEUU al nivel de Arabia Saudita y a un costo de US$ 57 por barril (The Economist, Dic. 2014). Esto ha restablecido a EEUU como exportador y llevado el precio del petróleo a niveles peligrosamente bajos (US$54 /barril, el 31 de Dic.). Por otra parte, las rocas productivas están ampliamente distribuidas en el Mundo, lo que puede tener inesperadas consecuencias geopolíticas.

Hace sólo dos o tres años vivimos una etapa de euforia en nuestra minería del cobre, con anuncios de nuevos  proyectos por cerca de cien mil millones de dólares. Afortunadamente, no llegaron a concretarse, porque podrían haber generado una peligrosa sobreoferta del metal de aquí a algunos años. Cómo señala V. Maksaev  ( Depto. Geología U.Ch., Dic. 2014) en un claro artículo, el llamado “superciclo del cobre” fue producto del crecimiento brusco de  la demanda de cobre de China y otros países asiáticos, la que no pudo ser satisfecha por los productores, Se trató en consecuencia de un fenómeno pasajero, que no justificaba proyectos exagerados de  expansión de la oferta. En Chile, muchas de nuestras universidades respondieron a la demanda estudiantil, fomentada por las informaciones periodísticas respecto a los posibles proyectos y a los altos sueldos de la minería, abriendo carreras de ingeniería de minas y de geología, sin tener experiencia previa en esas materias (lo que ha motivado inserciones de prensa del Colegio de Geólogos explicando la situación real a los posibles estudiantes).

Seguramente, tanto el precio del petróleo como el del cobre se adaptarán a cifras equilibradas respecto a los costos de producción y a las pasajeras sobredemandas o sobreofertas que surjan. En el intertanto, los países más dependientes o de mayor costo de producción, como Venezuela, experimentarán dificultades importantes. Para Chile lo esencial es no olvidar que el mayor riesgo radica en la sobreoferta de cobre y que necesitamos adoptar una actitud más reflexiva y una mirada de largo plazo, que no ponga expectativas ni exigencias exageradas sobre nuestro principal producto de exportación.